En el Estado de México las niñas, jóvenes y mujeres vivimos en permanente estado de temor, miedo, impotencia e incertidumbre al no saber si, cuando salgamos de casa podremos regresar sanas y vivas. Esta situación tiene un por qué y claros responsables. De acuerdo con el más reciente reporte del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en el año 2022 el Estado de México se colocó como la entidad con mayor número de feminicidios en el país. Hasta noviembre pasado asesinaron a 132 mujeres. Entre 2017 y 2022, el gobierno priísta encabezado por Alfredo del Mazo, ha mantenido impunes los asesinatos de 733 mujeres; y en los últimos seis años del actual gobierno del Estado de México, los feminicidios se han duplicado.
Estas cifras pintan de cuerpo completo a los gobiernos priístas del Estado de México, y son el reflejo de la impunidad y el abandono, de las mujeres. Nos han dejado solas, han ocultado nuestros feminicidios en su impunidad; trataron de imponernos el miedo y paralizarnos para que no gritemos, para que no marchemos, para que no lloremos, para que no tomemos las calles, para que no exijamos justicia. Pero el silencio está por terminar. Vamos a tomar las calles, a protestar desde todas las trincheras políticas y legales, y con todas las voces posibles, la injusticia, la violencia que las mujeres vivimos en nuestro Estado; gritaremos con rabia y conseguiremos justicia para las amigas, compañeras, hijas, hermanas, madres, abuelas que nos han arrebatado.
Ese temor, esa incertidumbre se ha convertido en rabia, y en fuerza para acabar con tantas muertes y desapariciones. Nuestro sentir como mexiquenses se verá reflejado en el grito permanente de exigencia de justicia que nada ni nadie podrá callar ni detener.
¡Ni una más, ni una desaparecida más; ni una más, ni una más, ni una asesinada más!
¡Justicia! ¡Justicia! ¡Justicia!