Claudia Sheinbaum
Con el 39% de las preferencias electorales, el pasado 6 de septiembre, la doctora Claudia Sheinbaum ganó de forma indiscutible la encuesta interna de Morena -así como todas las encuestas públicas- y, sin duda alguna, se convertirá en la candidata presidencial que postulará el movimiento que millones de mexicanos hemos construido bajo el liderazgo de Andrés Manuel López Obrador, para los próximos comicios de 2024. Lo anterior sucedió bajo sobresaltos y señalamientos del equipo del excanciller Marcelo Ebrard.
Esto último es trascendente para el futuro de la 4T, ya que estresa las relaciones de los principales actores políticos del Movimiento, quienes formamos parte de la base militante y, en última instancia, de los electores que habrán de elegir a la nueva Presidenta o Presidente de la República en 2024.
Ante ello, en acto de madurez política y afán democrático, nuestro presidente otorgó el bastón simbólico de mando del movimiento a la nueva ungida por el pueblo, no sin antes llamar a la unidad y a hacer un lado las diferencias personales y ambiciones políticas, por más legítimas que sean, para dar paso a un nuevo momento de la transformación.
Así, al margen de los falsos señalamientos de imposición, con que la rancia y falaz derecha han intentado manchar la elección de Claudia Sheinbaum, los señalamientos de Ebrard palidecen ante las evidencias de todas las encuestas (incluidas las que él mismo eligió) que se han observado a lo largo y ancho del país, desde hace más de un año, donde la exjefa de Gobierno de la Ciudad de México ha tenido una clara ventaja en las preferencias electorales, por sobre el resto de sus compañeros.
Así, pensar o insinuar que existe fraude o imposición alguna, no sólo resulta una apuesta delirante, pueril y por demás ilógica, sino que además es perversa, ya que nos quiere equiparar con la oposición oligárquica y sus prácticas antidemocráticas.
Y es que aún cuando es evidente que MORENA aplastará, electoralmente hablando, a cualquier fuerza política opositora en 2024, amén de los liderazgos, el movimiento se construye en torno al proyecto de nación y no a quienes lo encabezan. Es por ello que, tomando el ejemplo de Adán Augusto, Noroña, Monreal y Velazco, debemos ser pragmáticos y hacer caso al llamado de nuestro presidente y cerrar filas con la doctora Sheinbaum y en contra de los intentos de la derecha reaccionaria por recuperar el poder.
Es tiempo de hacer a un lado las rencillas y sumarnos todas y todos para combatir los embates mediáticos que se avecinan y así derrotar electoralmente a la ya moralmente derrotada oposición. Es tiempo de avanzar en lo construido, de cristalizar los anhelos y las utopías del pueblo, de consolidar la 4T. Es tiempo de unidad.
Por: Alberto Escamilla