La consigna “Es tiempo de mujeres”, no es solo un slogan propagandístico. En la práctica es una realidad que estamos experimentando en nuestro país, gracias al impulso, en materia de equidad, que nos ha dado el presidente Andrés Manuel López Obrador, desde que fue jefe de Gobierno del Distrito Federal, cuando conformó su gabinete con una participación mayoritaria de mujeres, y ahora como jefe del Ejecutivo.
Actualmente, nuestro papel en la vida pública de México se ha reivindicado y resignificado, y muchas mujeres ocupan puestos estratégicos de toma de decisión tanto de la vida pública como en la iniciativa privada en diversos sectores de la sociedad.
Un claro ejemplo de lo anterior lo encontramos en los tres órdenes de gobierno, en secretarías de Estado, como las de Seguridad Pública y Ciudadana, de Gobernación y Educación Pública, entre otras; en nueve gubernaturas estatales, diputaciones, senadurías, presidencias municipales, regidurías, y muchos otros espacios donde han probado que solo necesitaban una oportunidad para demostrar su talento, preparación, capacidades, habilidades y competencias, porque todas ellas han desempeñado un gran papel en sus encargos, y lo mismo podemos decir de lo que hacemos las mujeres en la sociedad civil como empresarias, emprendedoras, y en cargos directivos del más alto nivel en empresas tanto nacionales como internacionales.
Es tiempo de mujeres, es tiempo de Claudia Sheinbaum
Por si ello fuera poco, una mujer, la doctora Claudia Sheinbaum, es la líder de nuestro movimiento, responsabilidad que recibió junto con el bastón de mando, de manos del presidente López Obrador y, de manera institucional, con la constancia que la acredita oficialmente como Coordinadora Nacional de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación de la vida pública de México, emitida por Morena.
Pero también es tiempo de mujeres en todos los ámbitos de la esfera social, por lo que el mensaje debe permear en la escuela, en la casa, en la calle, en el trabajo, y en todos los grupos sociales y comunidades, donde se debe revalorizar el trabajo que realizamos y que hemos llevado a cabo de manera histórica sin haber recibido reconocimiento alguno, ni mucho menos una remuneración. Es necesario e impostergable que la sociedad nos valore como madres, novias, esposas, amigas, cuidadoras, compañeras, empleadas, y en todas y cada una de las actividades que llevamos a cabo y con las cuales enriquecemos, de muchas formas, la vida de quienes nos rodean.
Pero no se trata solo de darnos un reconocimiento momentáneo a manera de palmadita en la espalda, sino de algo permanente que tiene que ver con el respeto, el cuidado, la remuneración de su trabajo, la valoración de las actividades que llevamos a cabo, y el reconocimiento de lo que significan, pues hoy en día nuestro papel social ya no se circunscribe, como antes, a ser amas de casa, cuidadoras de la familia y de la pareja, sino que ahora cada vez participamos más en la toma de decisiones y en actividades que antaño solo estaban reservadas para los hombres. Se trata de un cambio de perspectiva, donde se erradique la discriminación y se privilegie la equidad y la igualdad.
Hoy las mujeres destacamos en el deporte, la cultura, el arte, la economía, la academia, la política y en muchas otras actividades que contribuyen no solo a hacer de nuestro país un mejor lugar para vivir, sino que además lo posicionan como señero en el camino hacia una sociedad más equitativa e igualitaria. Pero esas aportaciones son igual de valiosas que el que llevamos a cabo las mujeres en las microesferas sociales de lo privado: en nuestros hogares, en nuestros centros de trabajo, etc. Es tiempo de que seamos revalorizadas, de reivindicar nuestras actividades, de dignificarlas y resignificarlas, porque ¡Es tiempo de mujeres!
Por: Mar Bayona
