La juventud política mexicana representa el 30% de la población. Son presente y futuro de la nación, reconocen y han vivido las carencias, vulnerabilidades y vicios sociales heredados del régimen corrupto que controló los rumbos de México por casi 40 año. Hoy esas jóvenes mujeres y hombres se encuentran preparados, informados y listos para asumir el papel protagónico en la vida pública del país.
Con la consigna de no regresar al México del pasado, neoliberal, desigual e injusto, que fue cooptado por y para unos cuantos, las y los jóvenes se abren paso en el espectro político nacional, con frescas voces y rostros formados en la lucha social, la militancia de izquierda y en la organización popular desde abajo y recorriendo el territorio. De manera plural e incluyente buscan estampar ideas renovadas, proyectos e ilusiones colectivas. Es una flamante generación que quiere consolidar de una vez y para siempre una patria con democracia, justicia y bienestar, para las y los mexicanos de hoy y del mañana.
La Juventud Política Mexicana que nos representa
Son algunos los liderazgos al interior de Morena que abrazan estos ideales que, con su talento, dinamismo y juventud, han contribuido a la apertura de los espacios políticos para las y los jóvenes de México. A nivel nacional hablamos de figuras como la secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde, o la senadora Citlalli Hernández, quienes representan el relevo generacional que necesita el movimiento.
Sin embargo, es imprescindible que continúe la tendencia de incorporar en los espacios de decisión y representación del país, las visiones modernas de la vida, de la política y la sociedad que las juventudes ostentan, ya que en entidades como la Ciudad de México son pocos los perfiles jóvenes que cuentan también con experiencia política probada en cargos de primer orden, como es el caso del dirigente de Morena-CDMX.
Sebastián Ramírez; la exdiputada de Tlalpan, Gabriela Osorio, o la diputada Marcela Fuente, que tienen entre sus fortalezas el encarnar los pilares de la 4T y demostrar en los hechos que la juventud política mexicana puede y debe tomar el timón de sus destinos, encabezando las luchas de toda una generación ávida de construir sociedades más humanas, más fraternas y más progresistas.
Hablamos de nuevas propuestas políticas que defiendan la democracia, promuevan la reducción de las desigualdades y el disfrute efectivo de derechos básicos para todas las personas, como son la salud, la educación, la cultura y vivienda, así como el respeto a la diversidad, la defensa del medio ambiente y la igualdad de género, entre otras causas comunes que permitan lograr el propósito primordial del movimiento: la felicidad del pueblo.
El año 2024 ofrecerá a las y los mexicanos la oportunidad de elegir democráticamente entre dos opciones: el regreso a un pasado turbio que se cansó de defraudar, que costó mucho trabajo desterrar y que hoy sigue sin ofrecer ninguna opción atractiva, o la opción de un presente y un futuro próspero en ciernes, que aglutina la verdadera esperanza de México, que en menos de seis años ha puesto en marcha una revolución cultural y moral sin precedentes, que verá sus mejores días de la mano de jóvenes comprometidos y un pueblo consciente, unido y organizado para defender lo alcanzado y seguir construyendo el país que todas y todos anhelamos.
Por: Ivette Márquez
