Sin duda, la embestida de el neoliberalismo durante más de 30 años ha afectado en todos los ámbitos la vida de los jóvenes en México. En ese sentido resulta importante abordar el tema de la salud mental, por el alto impacto que genera en su vida y en la sociedad mexicana.
Desde 1946, la Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la salud como un «estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades». Partiendo de esta definición podemos comprender que el neoliberalismo, en su afán mercantil de venta ha roto estructuras sociales que mantenían a los jóvenes con una certeza, ya sea laboral, personal o económica, lo que sin duda ha repercutido en su salud.
La misma OMS publicó que, en América Latina, en 2020 el suicidio representó el 30% de las muertes en jóvenes, en nuestro pais, el INEGI publicó que en 2022 la tasa de suicidio fue de 6.3 por cada 100 mil habitantes, es decir 8 mil 123. Respecto a los jóvenes, la tasa más alta fue del grupo de 25 a 29 años de edad, seguido del grupo de 30 a 34 años. De esta información podemos determinar que los mayores afectados respecto a la salud mental son los jóvenes.
A lo largo del siglo XX, los jóvenes irrumpieron con fuerza en el ámbito político, alterando dinámicas sociales y culturales del mundo occidental. Fundamental fue su presencia en cada década, y podemos destacar personajes en cada una de ellas que transformaron y revolucionaron su mundo, muchas veces a través de la revolución que implica ser joven, pues como bien decía el compañero Salvador Allende, “Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica”.
Mientras la brecha social se acrecienta, los jóvenes cuentan con menos oportunidades para sobrevivir en un mundo laboral donde se valora más la experiencia que el entusiasmo e innovación, propios de la juventud.
Si sumamos a esto la cooptación política, la comercialización artística y las seducciones postmodernas del placer y el escapismo inmediatista, entonces nos vemos envueltos en un escenario donde el joven es visto con el mayor desdén, incluso clasificando de forma despectiva como “nini”, sin entender, debido en buena medida a la desinformación, que las circunstancias son las que han generado este problema.
Sin embargo, y por más que el intento neoliberal haya sido prolongado y permeado en nuestra sociedad, no han podido ni podrán posponer el relevo generacional en el escenario político de nuestro país.
El neoliberalismo con los jóvenes
Concluyendo, el neoliberalismo tiene una deuda con los jóvenes; su doctrina se ha inspirado en la creatividad juvenil, en sus expresiones y en sus demandas, pero no les ha pagado las justas regalías, sino con una entrada al mundo del consumo, de Internet y de las redes sociales. Les retribuye con desempleo y precariedad y con una postergación indefinida de la adultez.
Tomando en cuenta eso y las condiciones sociales preexistentes en los países del tercer mundo, podemos comprender que el golpe contra la salud mental de los jóvenes ha sido muy duro, y que los esfuerzos por darles herramientas para afrontarlo han sido insuficientes, además del estigma y la presión de la sociedad que pesa sobre ellos.
