Zoé Robledo, director general del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y principal encargado de IMSS Bienestar, ha destacado cinco características del nuevo modelo de salud mexicano que, según él, lo hacen superior al de Dinamarca. En el contexto del Sexto Informe de Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, Robledo reafirmó que el sistema de salud que se está construyendo en México durante este sexenio es público, gratuito, universal, preventivo y cuenta con una planeación nacional, lo que, en su opinión, permite garantizar atención médica de calidad como un derecho humano inalienable.
«IMSS Bienestar: La apuesta de México por un sistema de salud público y gratuito»
Una de las principales diferencias que Zoé Robledo subraya entre el modelo de salud mexicano y otros sistemas de atención médica en el mundo, como el de Dinamarca, es su carácter público. Mientras que la tendencia global ha sido la privatización de los servicios de salud, México ha optado por mantener los hospitales públicos bajo la administración del Estado. Según Robledo, esta decisión asegura que la atención médica esté directamente gestionada por el gobierno, lo que en su opinión es fundamental para garantizar que todos los ciudadanos reciban servicios de salud sin discriminación o exclusión.
El IMSS Bienestar, organismo público para las personas sin seguridad social, es un ejemplo concreto de esta política. A diferencia de otros sistemas que dependen en gran medida de la participación del sector privado, IMSS Bienestar opera íntegramente con recursos públicos y bajo la dirección del Estado, lo que permite un control más directo sobre la calidad y el acceso a los servicios médicos.
Otra característica que destaca Zoé Robledo es la gratuidad del modelo IMSS Bienestar. A diferencia de sistemas donde se requieren cuotas o aseguramientos para acceder a los servicios de salud, el modelo mexicano ha eliminado estos costos para las personas sin seguridad social. Robledo asegura que esta política de gratuidad es un avance significativo hacia la universalización de la atención médica, permitiendo que todos los ciudadanos, independientemente de su situación económica, tengan acceso a los mismos servicios de salud.
Esta gratuidad, sostiene Robledo, no solo es una cuestión de justicia social, sino también una estrategia para reducir las barreras al acceso a la salud, lo que es especialmente crucial en un país con una gran disparidad económica y social como México.
El concepto de universalidad es otro pilar fundamental del nuevo modelo de salud. Zoé Robledo explica que el sistema IMSS Bienestar ofrece un mismo catálogo de servicios en todas las instituciones de salud de los 23 estados que se han adherido a este modelo. Esto significa que, independientemente de la región o del estado en el que se encuentren, los ciudadanos tienen acceso a los mismos servicios médicos, eliminando las desigualdades que existían anteriormente entre diferentes partes del país.
Esta universalidad también refuerza la cohesión social y la equidad en el acceso a la salud, al garantizar que no haya ciudadanos de primera y segunda clase en términos de atención médica.
Una de las transformaciones más significativas del nuevo modelo de salud es su enfoque en la prevención, en lugar de centrarse únicamente en la curación de enfermedades. Robledo señala que este cambio de enfoque es crucial para enfrentar de manera más efectiva las enfermedades crónicas que afectan a la población mexicana, como la diabetes y la hipertensión.
El énfasis en la prevención, asegura, no solo mejorará la salud general de la población, sino que también reducirá los costos a largo plazo, ya que prevenir enfermedades es, en muchos casos, más económico y efectivo que tratarlas una vez que se han desarrollado.
Finalmente, Zoé Robledo destaca que el nuevo sistema de salud mexicano está respaldado por una planeación nacional y una política de Estado. Esto significa que el modelo no depende de los cambios de administración ni de las prioridades políticas temporales, sino que está diseñado para perdurar y consolidarse con el tiempo. Robledo confía en que esta política se fortalecerá aún más durante el próximo gobierno de la presidenta electa Claudia Sheinbaum.
Esta planeación a largo plazo es crucial para garantizar la estabilidad y la continuidad del sistema de salud, evitando los problemas que pueden surgir de cambios abruptos en la política sanitaria con cada cambio de gobierno. Además, una política de Estado permite una mejor coordinación entre las diferentes instituciones de salud y una distribución más equitativa de los recursos.
Zoé Robledo defiende que el nuevo modelo de salud mexicano, caracterizado por su naturaleza pública, gratuidad, universalidad, enfoque preventivo y sólida planeación nacional, supera al de Dinamarca y a muchos otros sistemas de salud en el mundo. A medida que se consolida este modelo, se espera que continúe garantizando una atención médica de calidad para todos los ciudadanos, independientemente de su situación económica o ubicación geográfica. Este modelo no solo representa un avance en la política sanitaria de México, sino también un ejemplo de cómo la atención médica puede y debe ser considerada un derecho humano fundamental.