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Ulises Mejía Haro: Claudia Sheinbaum se pronuncia por la soberanía alimentaria y el apoyo al campo mexicano

Claudia Sheinbaum se pronuncia

En reunión con productores de Chihuahua, Claudia Sheinbaum Pardo, precandidata única a la Presidencia de México por la coalición “Seguiremos Haciendo Historia”, integrada por los partidos políticos de Morena, el Partido del Trabajo (PT) y el partido Verde Ecologista de México (PVEM) se pronunció por la soberanía alimentaria, apoyo al campo, la tecnificación del uso del agua y de las energías renovables “Garantizar la soberanía alimentaria para todos los rincones del país es la meta principal en la que se debe trabajar, nuestra apuesta tiene que seguir siendo la soberanía alimentaria”.

Muy atinada la aseveración de la Dra. Claudia Sheinbaum, impulsora de “todos los derechos”, entre ellos el derecho constitucional a la alimentación, donde la seguridad alimentaria de todos los mexicanos esté garantizada, entendiendo ésta como lo define la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) “Toda la población, en todo el momento, goce de acceso físico, social y económico a alimentos suficientes, inocuos y nutritivos que satisfagan las necesidades alimenticias adecuadas para llevar a cabo una vida activa y sana”.

Claudia Sheinbaum con experiencia para impulsar, apoyar el campo y el uso de energías renovables

Bajo esta premisa, la ex jefa de Gobierno de la ciudad de México se manifestó por la reactivación del campo mexicano, con esquemas de financiamiento más justos, tecnificación del campo y uso eficiente del agua para incrementar la producción de alimentos, la rentabilidad y el bienestar de las familias campesinas, bajo un modelo de desarrollo rural sustentable.

Como académica y científica destacada en el uso eficiente de la energía y en el combate al cambio climático, donde incluso junto con otros investigadores recibió el Premio Nobel por sus aportaciones en la materia, propone la transición energética en las actividades agropecuarias, aumentando de manera paulatina el uso de las energías renovables no contaminantes (solar y eólica) para contribuir al combate del cambio climático.

En el actual sexenio del Presidente Andrés Manuel López Obrador se avanzó en la soberanía energética, al final de su mandato México será autosuficiente en gasolinas y diésel y el Estado recuperó la rectoría del sector eléctrico que estaba en manos de las trasnacionales. En cuanto a la soberanía alimentaria se inició con los programas prioritarios Producción para el Bienestar y Sembrando Vida, los cuales fortalecen a los pequeños productores rurales.

En la continuación de la cuarta transformación se deberán implementar políticas públicas integrales y sustentables  que abarquen la producción, transformación y comercialización de los productos del campo, orientadas a recuperar la soberanía alimentaria perdida por políticas erráticas del modelo económico neoliberal implementado desde los años ochenta con Miguel de la Madrid y continuado hasta el sexenio de Peña Nieto.

Donde se favorecieron las importaciones de alimentos bajo la premisa equivocada que “era más barato importar los alimentos que producirlos”, en lugar de incentivar la producción nacional; con ello, se propició la dependencia agroalimentaria, que hoy es del 45%, muy por arriba de las recomendaciones de la FAO, quien considera que países en desarrollo como México deben al menos producir el 75% de sus alimentos básicos y estratégicos (maíz, frijol, trigo, leche, carne roja, pollo, huevo, pescado, azúcar, café).

Es decir, poco menos de la mitad de lo que consumimos viene del exterior, principalmente de Estados Unidos (80%); lo cual expone la seguridad alimentaria, y provocó la quiebra de muchas unidades de producción y el abandono progresivo del campo de la población económicamente activa (PEA) hacia las grandes ciudades y a Estados Unidos.

En 1960 la población era de 35 millones de personas distribuidas casi por igual en las áreas rurales (49%) y urbanas (51%); en el 2000 la población creció a 97 millones, casi se triplicó en tan solo cuatro décadas y su distribución fue de 75% urbana y 25% rural; para el 2020 la población se incrementó a 126 millones de personas, distribuidas en un 79% en zonas urbanas y sólo un 21% en el sector rural (INEGI, 2020). En 1960, de la PEA, el 54.6% laboraba en el sector rural, mientras que para el año 2000 descendió a 15.8% y para el 2020 a 12.5% (INEGI, 2020).

El Tratado de Libre Comercio de México, Estados Unidos y Canadá (TLCAN) causó la quiebra de muchos productores de maíz y frijol, los cuales son altamente sensibles a la apertura comercial debido a que los productores estadounidenses tienen ventajas comparativas y competitivas, agroecológicas, tecnológicas, crediticias, subsidios y del costo del dinero, lo que aceleró el éxodo.

Según cifras de la Secretaría del Trabajo entre 1991 (antes del TLCAN) y 2006 (con TLCAN), el número de productores y jornaleros se redujeron a la mitad, de casi 10 millones de mexicanos ocupados en el campo 5 millones abandonaron las actividades agropecuarias.

Estamos ciertos, que Claudia Sheinbaum como científica buscará la vinculación de la educación, la ciencia, tecnologías e innovación y los esfuerzos de los gobiernos a la solución de los grandes problemas que enfrenta la producción de alimentos.

Asimismo, establecerá una política agropecuaria de Estado transexenal dirigida a la autosuficiencia alimentaria; impulsará la organización, la capacitación y la asistencia técnica en todas las ramas productivas; la preservación de nuestros recursos naturales y la biodiversidad; abordará de manera integral los problemas de degradación de tierras, sobreexplotación de mantos acuíferos, contaminación de ríos, deforestación, sobrepastoreo, caza ilegal y la contribución al combate del cambio climático con el uso de energías limpias en las actividades agropecuarias.

Por: Ulises Mejía Haro

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