4T
“Todavía falta que a ustedes y a mí nos juzgue la historia: ¡viva la dignidad!, ¡viva México!” Esas fueron las palabras del entonces jefe de gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador, minutos antes de ser desaforado por consigna política de los jerarcas del PRI y del PAN en la Cámara de Diputados.
Prácticamente 18 años después de ese fatídico día pasaron muchas cosas, entre ellas, que el movimiento fundado por López Obrador, ya convertido en partido político gobernante, ha tenido que atravesar duras pruebas como consecuencia de décadas de gobiernos neoliberales representados por el amasiato de esos mismos partidos que desaforaron al hoy presidente de México y que, además, llevarían a cabo dos fraudes electorales contra el mismo actor político en 2006 y 2012.
No ha sido fácil, pero Andrés Manuel López Obrador no ha quitado el dedo del renglón: “Por el bien de todos, primero los pobres”, frase que se ha escuchado incontables veces en sus mensajes, consigna en la cual ha basado su gobierno para administrar los recursos de manera correcta, combatiendo la corrupción y con una fuerte política de austeridad republicana que le han permitido generar recursos suficientes para llevar a buen puerto este gobierno y el rumbo del país.
La oposición podrá criticarle al presidente su tozudez, en cuanto a endurecer la política tributaria para garantizar que paguen los grandes empresarios que durante años no aportaban un solo peso de cargas tributarias, crítica por demás ilegítima ya que tanto el campesino como el obrero más humilde, todos pagamos impuestos.
Podemos discutir largo y tendido la política fiscal de la 4T, pero lo que ni siquiera el antilopezobradorismo puede negar es que el presidente ha cumplido con uno de sus principales compromisos de campaña: no endeudar al país, no crear nuevos impuestos y no aumentar los ya existentes.
Con prácticamente las mismas reglas del juego, salvo algunas excepciones, el gobierno de la 4T ha sacado adelante varios proyectos de gran trascendencia, tanto en infraestructura como en la política social, mejor llamada política de bienestar. Hoy, finalmente, esa terquedad que caracteriza al presidente para defender su proyecto de nación está dando resultados.
Recientemente el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, mejor conocido como Coneval, dio el resultado de su medición de la pobreza 2020-2022 y los datos deberían estar siendo celebrados incluso por quienes se oponen a la 4T, ya que después de una inercia de décadas en la que año con año el número de personas que entraban al terreno de la pobreza iba en aumento.
Por primera vez, y reconociendo lo fallido del neoliberalismo, 8.9 millones de mexicanos han dejado el umbral de la pobreza en nuestro país. La cifra no es menor, es una reducción considerable de personas que hoy encuentran bienestar y una mayor solvencia económica para poder sacar adelante a sus familias.
Si hay algo que la oposición representada por Claudio X. González y el PRIAN no pueden negar, es que el Coneval para nada es un organismo pro 4T ni mucho menos, por lo contrario, junto con otros organismos “autónomos” (aunque el presidente señala que son autónomos del pueblo pero no de las élites económicas) fueron tema de debate porque el mandatario llegó a proponer reformarlos y, en otros casos, desaparecerlos e incorporarlos a otras instituciones con el fin de eficientar el recurso que en ellos se invierte.
Aquí en la tierra del faisán y el venado, en nuestro Yucatán, ya se reflejan los primeros resultados de la política de bienestar que impulsa el gobierno de la 4T. Aquí se han invertido más de 10 mil millones de pesos al año en la política social, es decir, más de 1/4 parte de todo el presupuesto que maneja el gobierno de la entidad en un año va a parar directamente en manos de la mayoría de la población, pero principalmente en las de quienes más lo necesitan.
En Yucatán llegamos a tener casi un millón 200 mil personas en situación de pobreza en 2020, el 49.5% de toda la población, y al cierre del año 2022 esas personas se redujeron a 920 mil, lo que equivale al 38.8% de la población. Prácticamente 5 de cada 10 yucatecos eran pobres como consecuencia de décadas de neoliberalismo, y el día de hoy son menos de 4 personas de cada 10 las que continúan en situación de pobreza.
Hay que celebrar lo que se está haciendo bien, aunque todavía falte mucho por hacer. Lo que sí tenemos que reconocer es que Yucatán está viendo los primeros pasos de un período de bonanza, desarrollo y bienestar.
La que para muchos es la obra magna del gobierno de López Obrador, el Tren Maya, va a traer consigo muchas oportunidades para detonar la economía de un estado que, desafortunadamente, se ha caracterizado por la pobreza y los bajos sueldos con los que los yucatecos tienen que sortear las adversidades.
Además del gran beneficio económico que va a producir el tener un medio de transporte que conecte al turismo extranjero con todos los estados del sureste del país, el proyecto integral del Tren Maya trae consigo grandes obras de infraestructura en varios municipios del Estado, mismas que generan empleos y seguridad económica para miles de familias yucatecas que no encontraban oportunidad laboral antes de que un Presidente decidiera voltear la vista hacia el sureste del país.
Podemos concluir que después de una pandemia terrible que arrasó la economía, la salud y el bienestar de la población, así como otras situaciones externas, como el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, que han sumido al mundo en una inflación sin precedentes, hoy por hoy nuestro país va por buen rumbo gracias a la férrea disciplina y tenacidad de nuestro presidente.
Quien demostró que, efectivamente, el poder sólo adquiere sentido y se convierte en virtud cuando se pone al servicio de los demás, por eso la mayoría del pueblo respalda la Cuarta Transformación de nuestro país. Podemos afirmar con alegría que la historia está juzgando a López Obrador y es la misma historia la que le está dando la razón.
Por: Óscar Brito Zapata
