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Es tiempo de mujeres en la política para combatir la corrupción.

Columna Diego Hérnandez

El Estado de México ha experimentado un largo periodo de oscuridad, en el que la corrupción se ha vuelto parte del quehacer cotidiano de las instituciones. Durante casi 100 años se han sentado las bases para que el PRI, amparados por el poder público, lucre a manos llenas para beneficiarse.

Este delito y sus derivados, son algunos de los crímenes que perjudican más al país, dado que retrasan el progreso económico, debilitan las instituciones y le arrebatan a los ciudadanos la oportunidad de acceder a programas y políticas públicas que combatan la desigualdad. 

No es casualidad que el ex gobernador Arturo Montiel haya sido acusado de malversar cientos de millones de dólares durante su mandato. O que en la mayoría de las elecciones de este estado, se documente que el PRI reparte masivamente despensas, materiales de construcción, tarjetas y dinero en efectivo a cambio del voto. 

Según datos del INEGI (2022), durante el 2021 se cometieron 32,906 actos de corrupción en el Estado de México, por lo que el combate a la corrupción ha sido uno de los ejes fundamentales en el proyecto de nación que encabeza la Cuarta Transformación.  En esta tarea,  MORENA ha sido persistente para que se le regrese lo robado al pueblo y para que el bienestar no sea de unos cuantos sino de todas y todos.

Las mujeres han sido uno de los sectores más afectados por la corrupción, debido a lo anterior, sus derechos como ciudadanas se han visto vulnerados y violentados por lo que es de vital importancia pensar en gobernantes y gobernantas que eliminen esta brecha entre los que detentan el poder y el pueblo.

 Es imperante que las desigualdades y violencias contra las mujeres sean prevenidas, erradicadas y sancionadas. Para ello, es esencial que se reconozcan estas violencias y se impulsen iniciativas que busquen la protección de sus derechos y el desarrollo de sus capacidades de autonomía. 

Uno de los pasos para disminuir las brechas de desigualdad radica en que las mujeres sean parte de las autoridades, de la toma de decisiones y de la vida pública del país. De esta forma, se puede incorporar una perspectiva más humana y cercana que gobierne para y por el pueblo, entendiendo las necesidades de los mexiquenses pero atacando con mano dura y firme la corrupción y todos los males que no permiten un bienestar común.

No hay PRI que dure 100 años ni pueblo que lo aguante, por lo que en el 2023 la esperanza vuelve a iluminar al Estado de México de la mano de una maestra que no sólo representa a los mexicanos comunes que luchan día a día por mantenerse a través del trabajo honrado sino también que está dispuesta a combatir la corrupción para sanar la vida pública de esta demarcación.

El 2023 será crucial para que los 93 años de abuso de poder del PRI sean disueltos de una vez por todas, así se sentarán las bases para la igualdad y la libertad de los mexiquenses. Pero ese año no sólo será el fin sino también el medio para que las mujeres se asienten en la vida pública y política de nuestro país.

Así como llegará la primera gobernadora del Estado de México, en el 2024 tenemos la oportunidad de que la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México sea la primera presidenta. La votación no sólo debe definirse en función de género, es decir,  no llegará al cargo únicamente por ser mujer, sino porque a lo largo de su mandato se ha comprobado la honestidad y la preparación que ha tenido para gobernar, así como la fortaleza para enfrentar las múltiples complicaciones emanadas del resquebrajo que dejó la política neoporfirista.

No olvidemos que hace unas semanas la Jefa de Gobierno (Claudia Sheimbaum) encaró de manera pública y contundente al fiscal de Morelos  que intentó encubrir a través del abuso de poder un feminicidio.

 La Jefa trajo cultura, educación, seguridad y reactivación de la economía en la Ciudad de México. De ser presidenta, no habría duda que traería lo semejante  y  mantendría la misma política que el presidente López Obrador, por lo que habría continuidad en la Cuatro Transformación.

Es tiempo de mujeres en la política de México, de mujeres preparadas que estén a la altura con los retos que el país presenta, que le den autonomía a las mujeres entendiendo que las brechas de desigualdad comienzan a muy temprana edad, desde que lo privado está asociado a las mujeres y lo público a los hombres. 

Revertir esto no ha sido fácil pero los datos no mienten así como en el 2023 será la maestra Delfina Gómez, en el 2024 será la Dra. Claudia Sheimbaum.

Referencia: 

INEGI (2022). Encuesta Nacional Calidad Impacto Gubernamental (ENCIG) 2021. https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2022/EstSegPub/encig2021_Nal.pdf  

Colaboración Editorial: Diego Hernández

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