Las mujeres estamos Listas
Vivimos tiempos estelares, estamos a menos de un año de que por primera vez en la historia de México una mujer pueda convertirse en presidenta de la República –Con “A” aunque a muchos machitos no les guste la palabra– y estamos también ante la posibilidad de que sea una mujer de izquierda, proveniente de la lucha social, académica y científica. No es cosa menor, ni en nuestros más grandes anhelos las mexicanas pensamos que íbamos a ser testigos de ver a una de nosotras asumiendo el liderazgo máximo del país, un hecho sin duda que le contaremos a nuestras hijas y nietas ya no como un sueño, sino como una realidad.
Este hecho trascendental en lo social y en lo político es sintomático, pues en poco menos de cinco años, con la Cuarta Transformación, las mujeres han logrado posicionarse en espacios de toma de decisión importantísimos, como casi la mitad de las gubernaturas del país, secretarías anteriormente destinadas para hombres, como la de seguridad ciudadana y la de gobernación, y ya hay paridad en el congreso federal y en congresos locales. Hoy las niñas ya pueden soñar con ser ministras, legisladoras y presidentas de la República. Hoy las mujeres somos protagonistas de la vida pública del país, como debió haber sido siempre, y estamos marcando el inicio de un nuevo capítulo en la historia de México.
En las últimas semanas en los círculos feministas se ha hablado mucho sobre esto, hay quienes afirman que el hecho de que una mujer sea presidenta no es ningún logro feminista, hay otras que señalan que no basta con ser mujer y otras que celebran este suceso a medias por temor a no pertenecer a esos círculos. Difiero cuando dicen que no es un logro feminista el hecho de que las mujeres lleguen a espacios de toma de decisión, porque contrario a la historia de los derechos político-electorales de las mujeres inglesas burguesas, las sufragistas mexicanas eran mujeres de la clase trabajadora que se organizaron desde la izquierda socialista para buscar ampliar nuestros derechos sexuales y reproductivos, al voto, a la educación, al trabajo.
Está claro que ser mujer gobernante no garantiza la materialización de los derechos de todas, mucho menos cuando también en la historia ha habido mujeres como Margaret Thatcher con políticas profundamente neoliberales o Giorgia Meloni, conservadora de ultraderecha actual gobernante de Italia. Sin embargo, en los círculos feministas cuando hablamos de representación política invisibilizamos los grandísimos ejemplos de mujeres latinoamericanas de izquierda que gobernaron y disminuyeron las brechas de desigualdad, Dilma Roussef de Brasil, Cristina Fernández de Kirchner de Argentina, Michelle Bachelet de Chile, entre tantas otras que continúan en la lucha.
Las feministas jamás hemos sido ajenas a procesos políticos, en la mayoría de los casos las consecuencias de las decisiones que toman los hombres con poder recaen directamente en las mujeres, es por eso que no podemos hacernos a un lado cuando se trata de luchar por los espacios para cambiar la forma de hacer política. Nuestro deber siempre ha sido y será estar del lado de las causas justas, de la democracia. La lucha contra el patriarcado y la búsqueda de nuestra emancipación va de la mano de la lucha contra el fascismo, el conservadurismo, el capitalismo, el colonialismo, el imperialismo, el racismo.
Así se crea Estamos Listas México, de la necesidad de visibilizar que nos necesitamos en todos los espacios, que debemos cambiar la forma de hacer política. De crear un feminismo popular, desde abajo y a la izquierda con las mujeres trabajadoras, campesinas, lideresas de colonia, con las indígenas, en donde se hable de desigualdad social teniendo consigna máxima “Por el bien de todas primero las pobres”. No buscamos romper el techo de cristal, buscamos que se cumplan los derechos de las mujeres, que todas tengan acceso a los derechos, pero sobre todo las que viven en condiciones de más desigualdad. Para que una mujer tomadora de decisión tenga una agenda feminista hay que construirla con ella, hay que reconocernos como compañeras con una misma causa. Estamos en un momento de disputa ideológica, decisivo para el país; o ampliamos derechos o los limitamos y retrocedemos a todo lo avanzado en los últimos cinco años.
Este un llamado a las mujeres feministas que están dispuestas a luchar y a defender un proyecto de izquierda con perspectiva de género, popular, transversal y diverso. A construir a partir de nuestras coincidencias, pero también desde las diferencias, de juntarnos, de no soltarnos porque entendemos y reconocemos que la lucha apenas comienza y estamos listas para ello.
