Programas federales
Con la llegada al poder por parte de la coalición político-electoral encabezada por Andrés Manuel López Obrador, se produjo un giro sustancial en la política económica y social que implementaban los anteriores gobiernos federales.
La política general de los gobiernos neoliberales estuvo orientada fundamentalmente a beneficiar prioritariamente a los grupos económicos más poderosos, dejando de lado la atención a las demandas y reclamos más sentidos de los sectores mayoritarios de la sociedad.
En el plano económico, el gobierno de la 4T impulsó la adopción de medidas y disposiciones con rango Constitucional para acabar con la cuantiosa evasión fiscal y con la escandalosa condonación de multimillonarios impuestos a los grupos oligárquicos del país.
Estas prácticas perniciosas iban en quebranto del erario y se realizaban al amparo de la desbocada corrupción derivada de la colusión que existía entre el poder político y los sectores más poderosos del gran capital nacional y foráneo.
Las medidas anteriores fortalecieron la hacienda pública federal y permitieron tener un sólido soporte presupuestal para los programas y proyectos estratégicos del gobierno de la 4T, sin recurrir a un mayor endeudamiento ni algún tipo de aumento de los impuestos en general.
La recuperación del poder adquisitivo de los salarios mínimos generales es otra medida de alto impacto en la economía nacional, pues luego de varias décadas de estar sometidos a miserables incrementos anuales dichos salarios aumentaron un 135 por ciento, ya que pasaron de 88.36 pesos diarios en 2018 a 207.44 pesos en 2023. Esta medida de elemental justicia social ha beneficiado a 6.4 millones de trabajadores y trabajadoras en todo el país, contribuyendo de manera significativa a reactivar el mercado interno y a incentivar el consumo popular.
Según cifras derivadas de la última Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del INEGI (ENOE, diciembre de 2022), para el caso de Yucatán esta política de recuperación salarial de la 4T ha beneficiado a 436 mil 225 trabajadores y trabajadoras que perciben un solo salario mínimo, cifra que representa nada menos que el 35.85 por ciento de la Población Económicamente Activa del Estado.
En cuanto a la política social, el nuevo bloque gobernante pudo influir decididamente en la conformación del Presupuesto de Egresos de la Federación del año 2019, produciéndose una sustancial reorientación de los recursos con el objeto de financiar los grandes programas sociales destinados a apoyar de manera directa, y sin intermediarios, a los sectores populares y vulnerables de la sociedad: adultos mayores, discapacitados, madres trabajadoras, estudiantes y jóvenes en general, pescadores, pequeños productores agropecuarios y campesinos.
Para ejemplificar lo anterior, basta señalar que en el caso de las pensiones para adultos mayores en 2022 se destinaron 238 mil millones de pesos, en tanto que para el año 2023 el monto asignado es de 598 mil millones de pesos, un aumento sustancial del 43 por ciento, que alcanzó un padrón superior a los 10 millones de beneficiarios.
En el estado de Yucatán el impacto de los programas federales es algo que debe valorarse en su justa dimensión y trascendencia económica y social.
Ocurre que con relativa facilidad los opositores a la 4T descalifican una y otra vez estos programas, acusándolos -sin fundamento- de ser clientelares y electoreros, pero haciendo a un lado el innegable impacto positivo que estas transferencias económicas directas tienen sobre el consumo interno y en el funcionamiento del sistema económico en general.
De lo anterior se colige la importancia que tienen las cifras dadas a conocer recientemente por el delegado federal de los Programas de Bienestar, Joaquín Díaz Mena, cuya representación ha ocupado el primer lugar en la evaluación anual que se hace a la implementación de dichos programas.
De acuerdo con la información proporcionada por el delegado “Huacho” Díaz, en 2022 se canalizaron a Yucatán nada menos que 10 mil 193 millones de pesos a través de los programas sociales, los cuales benefician a 590 mil yucatecos, más de la cuarta parte de la población total de la entidad, estimada en 2 millones 320 mil personas.
Para dimensionar el impacto de los programas sociales de la 4T en Yucatán, cabe señalar que el monto de la derrama económica derivada de dichos programas representa más del doble del presupuesto que ejerció el Ayuntamiento de Mérida en 2022, representando asimismo nada menos que el 22 por ciento del presupuesto de egresos del Gobierno del Estado para ese mismo año, que fue de 46 mil millones de pesos, considerando, desde luego, que en estos presupuestos está incluido el costo que implica la carga burocrática en estos dos órdenes de gobierno.
Los programas sociales federales que tienen mayor peso presupuestal en el estado son los siguientes: Pensiones de Adultos Mayores (con 5 mil 130 millones de pesos y 222 mil beneficiarios); Personas con Discapacidad (521 millones y 31 mil atendidos); Sembrando Vida (609 millones y 10,155 beneficiarios); La Escuela es Nuestra (487 millones y 812 planteles atendidos), y Becas Estudiantiles (2 mil 288 millones y 242 mil 500 niños, adolescentes y jóvenes atendidos). Estos programas absorbieron 9 mil 035 millones de pesos, esto es el 89 por ciento del monto global destinado a todos los programas.
A la derrama económica representada por estos programas es importante añadir los cuantiosos recursos que se canalizan al Tren Maya, muchos de los cuales se traducen en ingresos monetarios para miles de trabajadores y técnicos empleados en aquella obra monumental, amén de las adquisiciones de grandes volúmenes de materiales de construcción que se realizan en el mercado regional.
En conclusión, puede afirmarse que los grandes programas y proyectos de la 4T han tenido un impacto positivo en la reactivación económica y social que se vive en Yucatán en los tiempos de post pandemia, razón por la cual resulta deseable que en los años venideros se consoliden y se amplíen en nuestra entidad.
* Doctor en Educación y exdirector de la Universidad Pedagógica Nacional en Yucatán.
Por: Freddy Espadas Sosa