La construcción de la Cuarta Transformación ha sido un largo camino; una lucha incesante por alcanzar la justicia social; un gran esfuerzo de organización popular, que ha requerido de miles de marchas, de movilizaciones, de asambleas informativas, de entendimiento de la realidad…de concientización sobre la importancia de poner siempre en primer lugar el proyecto, por el bien superior: el bienestar del pueblo de México.
Somos herederas y herederos del movimiento estudiantil del 68 y 71; de las y los desaparecidos de la guerra sucia en la década de los setenta y ochenta; de la organización urbana popular del 85; de la indignación multitudinaria provocada por los fraudes electorales presidenciales del 88, 2006 y 2012, que nos hizo pasar a la digna acción; de los inicios del pensamiento ético, filosófico y político zapatista, basados en la consigna del mandar obedeciendo; de la privatización de las empresas del estado y de nuestros recursos naturales (agua, tierra, playas, gas, petróleo, entre otros), provocado por la implantación del neoliberalismo para beneficiar a una elite política que sigue creyéndose dueña del país; del rescate a los banqueros, mejor conocido como el FOBAPROA; de las cientos de represiones ejecutadas desde el estado, caracterizado por imponer su visión profundamente antidemocrática, por poner solo algunos ejemplos.
Sin embargo, eso no impidió que la ilusión y la esperanza popular de que otro México fuera posible. Durante décadas, cientos de miles de mexicanas y mexicanos levantamos la voz ante esos atropellos, movilizándonos en las calles, construyendo organización de base, e informando al pueblo sobre todos los atropellos sufridos por decisiones tomadas desde una cúpula, una élite política mexicana, caracterizada por su racismo, clasismo y repudio a las y los más pobres de nuestro país. Ahora resulta, que ellos son quienes se movilizan por haber perdido sus privilegios y no la mayoría del pueblo que ha sido beneficiado por la 4T.
Con mucha paciencia y perseverancia, logramos en 2018 lo impensable, alcanzamos un primer horizonte utópico: ganamos la presidencia de la República de la mano del pueblo y de Andrés Manuel López Obrador, con la mayor votación en la historia de nuestro país.
Desde ahí aprendimos que esta nueva forma de hacer política es un proceso de concientización permanente que ha sentado las bases para que el pueblo mande y el gobierno obedezca.
Hemos construido bases más sólidas, nos volvimos un movimiento que fue casa por casa a hablar con sus simpatizantes y militantes; que propuso la primera consulta popular y el primer proceso de revocación de mandato en la historia de México, como el mecanismo más democrático para que el pueblo decida no solo su presente sino también su futuro.
Logramos elevar a rango constitucional la pensión universal para adultos mayores; las becas para estudiantes de escasos recursos; así como los apoyos a las personas con discapacidad, priorizando siempre a la población más vulnerable, a las y los pobres.
El combate a la corrupción, la honestidad y la esperanza, siguen permeando en todos los rincones de México, llevándonos a constituir una nueva forma de gobernar, bajo la visión del humanismo mexicano.
El relevo generacional
Hoy es inminente que ha llegado el momento de tener un relevo generacional que entienda la obligación y responsabilidad histórica que vivimos; no se trata solo de dar continuidad a la Cuarta Transformación, sino también de profundizarla. Debemos fortalecer el liderazgo de aquellas y aquellos que entienden perfectamente que la construcción de la utopía sólo puede ir de la mano del pueblo. Entender que en tiempos de revolución (de las conciencias), la democracia es un sistema de vida; comprender que solo haciendo lo que la mayoría del pueblo quiere y requiere podremos lograr una nueva forma de hacer política.
Siguen siendo tiempos de cambio, de transformación, de implementar metódicamente el humanismo mexicano. Para ello deberemos continuar fortaleciendo la organización de base, difundir los grandes logros y el legado que AMLO dejará en todo el pueblo mexicano; deberemos seguir construyendo esa utopía posible.
Es por eso por lo que, así como en el 2018, en el 2024 cerraremos filas con quién triunfe en la encuesta para definir quién encabezará los trabajos para darle continuidad a nuestro proyecto de nación.
Volveremos a hacer historia, pero ahora llevando por primera vez a una mujer a la presidencia de la República.
¡Viva la 4T!
¡Viva México!
